A la humanidad le espera una guerra por el agua
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Expertos opinan que la distribución desigual de los recursos hídricos es la principal amenaza del desencadenamiento de futuros conflictos. Por ejemplo, la necesidad diaria de agua para el hombre es de veinte litros. Pero cerca de mil millones de personas en la Tierra pueden utilizar solo cinco litros por día. La escasez de agua se percibe con mayor rigor en Oriente Próximo, China, India, en el Asia Central y en los países de África Central y Oriental.
Para el continente africano el acceso al agua potable es un problema de seguridad nacional, dice la profesora de la Cátedra de Orientalismo del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, Marina Saprónova. De ahí que la decisión de Etiopía de construir una presa en el Nilo Azul haya provocado una brusca disconformidad por parte de Egipto. De todos modos, Etiopía está construyendo en curso superior del Nilo una gran central hidroeléctrica, que podrá abastecer energía a los estados vecinos. En Egipto temen que tras la construcción de la presa se verán sin una cuarta parte de sus recursos hídricos:
—El problema para Egipto consiste en que prácticamente el 98 % de la población vive en el valle del Nilo. Correspondientemente, no se trata simplemente del abastecimiento de alimentos, sino también de la producción industrial y de la seguridad nacional. O sea que no en vano suele decirse que Egipto es el don del Nilo. Históricamente este Estado surgió en el valle del Nilo y toda su historia está relacionada con sus aguas. El problema mayor consiste en que el Nilo, además de Egipto, es aprovechado por cerca de una decena de estados del Centro y Este de África como Sudán, Etiopía, Kenia, Ruanda, Uganda, Tanzania. El total de la población de estos países asciende actualmente a más de trescientos millones de personas. En la última década Sudán y Etiopía empezaron a desarrollarse rápidamente en el plano económico, crece la producción industrial. Todo esto demanda un incremento del consumo de las aguas del Nilo y de energía eléctrica.
En el Asia Central hace ya varios años que no cesa la disputa entre Uzbekistán y Tayikistán por el río Vakhsh, afluente del Amu Daria. Dusambé está construyendo en el Vakhhs la central hidroeléctrica Rogun. Taskent se pronuncia bruscamente en contra, ya que teme una disminución del caudal del Amu Daria, lo cual ocasionará un enorme daño a la agricultura. Las discrepancias llegaron tan lejos que prácticamente es imposible resolverlas sin una intervención internacional, sostiene el jefe del Departamento de Asia Central y Kazajstán del Instituto de Países de la Comunidad de Estados Independientes, Andréi Grozin:
—Lamentablemente, las relaciones entre Dusambé y Taskent no están en su mejor estado. Y tal situación se observa hace ya muchos años. El problema consiste en que en tiempos de la Unión Soviética las relaciones entre las repúblicas centroasiáticas con abundancia y con escasez de agua eran reguladas por Moscú y existía cierta armonía, que permitía a las repúblicas del curso superior construir centrales hidroeléctricas, y a las del curso inferior no experimentar temor alguno en cuanto al déficit de agua se refiere.
Los científicos pronostican para dentro de cincuenta años una disminución de un tercio e incluso de la mitad de las reservas de agua potable en el mundo. Esto no solo es consecuencia del cambio climático global, sino también del consumo irracional y hasta bárbaro de agua. Si la actitud de la humanidad frente a este problema no llega a cambiar, los conflictos armados por el agua serán inevitables
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Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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