La presencia humana aborigen en Cuba data de hace más de ocho mil años
10 AGOSTO 2013 HAGA UN COMENTARIO
La presencia humana aborigen en Cuba data hipotéticamente de hace ocho a 10 mil años, tras un poblamiento tardío y posterior de América, sucedido aproximadamente 39 mil años atrás, tras arriesgadas travesías marinas desde el continente.
A partir de las exploraciones y experiencia de múltiples especialistas, arqueólogos, expertos, historiadores locales y aficionados del país y diferentes instituciones, personal del Instituto Cubano de Antropología del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambientecompilan un nuevo Censo Arqueológico Aborigen de Cuba.
Este importante proyecto de investigación se realiza desde hace dos años en todo el territorio nacional y el mismo debe estar puesto a disposición de los especialistas e interesados en enero de 2014, de acuerdo a sus autores.
Se trata de una obra en la cual los aborígenes de la isla están catalogados como pre-agroalfareros (anteriores al siglo III ane), proto-agrícolas (siglo II ane) y agroalfareros (siglo V ne), para englobar sus diversas filiaciones socioculturales.
Anteriores nomenclaturas utilizadas suman más de un centenar los nombres con que fueron clasificados esos grupos étnicos por los diversos autores, una cifra de la cual no se ponen de acuerdo aún los estudiosos del tema. Ciboneyes, tainos, guanahatabeyes, mayarí, son algunas de esas variadas denominaciones.
Esta tercera pesquisa, con el empleo de mapas con coordenadas precisas y a nivel de municipios, dará una idea general de la situación de la arqueología aborigen del país, así como una serie de elementos para arribar luego a un trabajo más acabado, el Atlas Arqueológico Aborigen de Cuba.
Un anhelado sueño que será el zumo de todo el conocimiento volcado a través del censo, expresó a The Havana Reporter Alfonso Córdova, jefe del departamento de Arqueología del Instituto Cubano de Antropología.
Hasta el momento han sido localizados más de tres mil 200 sitios arqueológicos aborígenes. Algunos sirvieron de habitaciones, por la presencia de restos de comidas y de fogón, junto a otras evidencias de instrumentos de trabajo y desperdicios, que dan cuenta de que allí vivieron durante algún tiempo esas antiguas comunidades.
Otros fungieron de paraderos, pues son áreas también con evidencias pero no de vida prolongada, hechos sobre todo por comunidades transhumantes que se movían periódicamente pero repetían las estancias; así como cuevas habitadas, apuntó el arqueólogo José Jiménez Santander, quien está a cargo del Censo.
Hay vestigios del uso de cuevas para ceremonias; cementerios; áreas de enterramientos; estaciones de pinturas rupestres; conchales, que eran zonas en la costa donde los aborígenes extraían los moluscos de los caracoles perforando las conchas con hachas; talleres de conchas para hacer vasijas, guvias y otros objetos.
Igualmente talleres líticos, por las evidencias de sílex trabajado, herramientas y deshechos de labores. Una amplia gama de sitios con huellas materiales de la presencia aborigen. Otros 700 sitios más aún no han sido incluidos en este inventario por falta de alguna que otra información técnica.
Resultado del esfuerzo de muchas personas, centros de investigación, universidades, entidades de patrimonio cultural, museos y provincias, esta obra servirá para que estudiantes, profesores, investigadores, museólogos, entre otros, tengan información precisa de las comunidades aborígenes más tempranas para su estudio, conocimiento y conservación.
Sus resultados serán muy útiles para los maestros que imparten Historia de Cuba, la planificación física de los territorios, museos y los ministerios de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; Educación Superior; Construcción; Agricultura, entidades patrimoniales y otras instituciones.
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